sábado, 3 de noviembre de 2012

La extraordinaria improbabilidad de delatar

Graig Murray
El torrente de evidencias vertidas en torno al caso de Jimmy Savile muestra que muchísima gente de la BBC, de hospitales, de casas de acogida de niños y hasta la policía, sabia - no que hubiesen oído rumores, sino que realmente sabían de la pedofilia de Savile, pero no dijeron nada.

Para mi esto esta relacionado con el hecho de que muchísima gente en el FCO (ministerio de relaciones exteriores), el MI6 (servicio secreto exterior), el MI5 (servicio secreto interior), la oficina del Gabinete y otra agencias gubernamentales sabían sobre la 'rendicion extraordianaria', pero no dijeron- y ciertamente todavía no han dicho- nada.


Savile llegó a ser visto como una figura grande, curiosamente establishment. La extrema rareza del chivatazo, la voz de alarma en la sociedad, es un fenómeno extraño que merece algunos minutos de consideración. ¿Por qué ninguno de los que ahora vienen contando historias -no las victimas sino los testigos-  salió en su momento? El miedo es probablemente la respuesta principal, en particular miedo a perder tu trabajo si meneas el barco. Un problema en la sociedad moderna es que la identidad de la gente esta demasiado centrada en su trabajo -la mayoría de la gente, cuando le preguntas quién es te responde con el trabajo que hacen. No es sólo la necesidad de ganar dinero; tu estatus social y tus relaciones personales a menudo dependen de tu posición en el trabajo. Perder tu trabajo o convertirte en un paria social en la organización donde trabajas es demasiado para la mayoría.

Eso por esto que los productores de la BBC que sabían sobre Saville, que le vieron, no alertaron sobre una de las estrellas mas grandes de la corporación. Es la razón por la que tan poca gente denuncia la corrupción en departamentos de gobiernos locales o adquisiciones de defensa por ejemplo. En la mayoría de crímenes cometidos en la administración hay gente que no esta directamente involucrada pero lo ven y no dicen nada.   También el elemento disuasorio de la autoincriminación - después de un tiempo el silencio se convierte en complicidad.

En mi propio caso, en el que he alertado sobre la red internacional de torturas, doy fe de que muchos embajadores y diplomáticos sabían exactamente lo que estaba pasando, a muchos de ellos no les gustaba lo que pasaba, pero ninguno dio la voz de alarma. Un embajador me lanzó un alegre "mejor tu que yo!". Algunos fueron activamente cómplices al involucrarse en gestiones en torno a la rendición, otros pasivamente al no tratar de pararlo. Esta es la razón por la que la Investigación Gibson sobre Complicidad en Tortura fuera archivado -no hubiera podido seguir sin revelar que muchos, posiblemente cientos, son culpables, muchos de los todavía funcionarios de alto rango. Es para protegerlos y proteger las instituciones en las que trabajan, más que proteger a criminales de guerra como Blair, Straw y Campbell, que el sistema cierra filas. Siempre supe que nunca se me permitiría testificar en esta investigación sobre la tortura.

A los chivatos no sólo se les expulsa de sus trabajos. Casi nunca encuentran trabajo, ya que la cualidad que cualquier empleador valora por encima de cualquier otra es la lealtad, haga bien o mal. Nadie quiere un empleado "desleal", cualquiera que sean sus motivos. Y si tu denuncia trata sobre el mundo de la guerra y el espionaje, tratarán de cazarte con falsos cargos, como me ocurrió a mi, como le pasó a Julian Assange, no simplemente expulsarte sino destruirte.

Los chivatos son raros porque es una vocación casi suicida. El caso Savile nos enseña lecciones mucho mas importantes que los detalles de una vida escabrosa.

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